El cariño
Los seres humanos llamamos cariño a aquella inclinación de amor o afecto que se siente hacia una persona, un amigo, un familiar, la pareja, un hijo; hacia un animal, aquella mascota que nos acompaña día a día; o bien por alguna cosa u objeto, el anillo que nos regaló la abuela el día que anunciamos nuestro casamiento.
La afectividad en general y por supuesto dentro de esta el cariño resulta ser un elemento clave para el desarrollo de cualquier persona. Si una persona crece rodeada de desprecios, carente de expresiones de cariño y afecto, lo hará con carencias y desajustes en su personalidad, serios y reales problemas que le podrían incluso traer aparejado un sinnúmero de trabas psicológicas de difícil resolución, porque como sabemos, aquello que se asienta durante los primeros años de la vida de una persona, difícilmente, luego pueda ser olvidado o quitado de raíz sin que antes no haya dejado sus huellas.
El sentimiento del cariño se encuentra estrechamente vinculado con la intimidad de una persona, por tanto, el cariño fundamentalmente se expresará y recibirá entre amigos, familiares, novios, cónyuges, entre otros.
Principalmente, el cariño bien transmitido y recibido ayuda a solidificar la personalidad de una persona, proporciona seguridad y hace difícil que se caiga en situaciones en las que la incertidumbre domina, además de ser un buen paño de lágrimas y el sentimiento ideal en el cual refugiarse cuando las cosas no salen bien o cuando se está pasando por algún mal momento producto de la perdida de un ser querido.
Todos los seres humanos sin excepción necesitamos que nos expresen y manifiesten cariño de cualquier manera, diciéndonos que nos quieren, con algún regalo preciado, con un gesto, entre otras posibilidades.
Entonces, para que la persona crezca íntegra e integralmente será necesario que se cuente con este sentimiento e inclinación en muy buenas dosis.
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